sábado, 26 de noviembre de 2011

EXCELENCIA

En los últimos años acceder a la universidad no es un reto importante para el conocimiento. El poder estudiar en un centro universitario se ha convertido en una etapa más de un estudiante. Prácticamente todos aquellos que aspiran a la universidad aprueban el examen de acceso.



En las últimas pruebas más de 97% han superado los exámenes de acceso. Lo cual significa que éstos no están a la altura de lo que debería significar la universidad. Las diferentes facultades son un lugar para que los más aplicados e inteligentes continúen su tarea de adquisición de conocimientos. El nivel exigible ha decaído tanto que en vez de universidad parece una guardería donde todos pueden acceder a ella.



Debemos ser realistas, racionales y sensatos. Reconocer que no todos nuestros hijos tienen las mismas actitudes es un gran beneficio para la sociedad. En este país se ha colgado como “pedigrí” pasar por la universidad. Hemos dejado a un lado la formación profesional tan digna como una carrera universitaria y en la mayoría de los casos abre muchas puertas al mercado laboral más fácilmente.



Queda una gran tarea pedagógica por delante. Hay que recuperar el prestigio del conocimiento que pasa por elevar el listón para superar las pruebas que abren las puertas universitarias. Un país en el que haya un número importante de estudiantes universitarios no es sinónimo de calidad. Una universidad no es un colegio de enseñanza obligatoria. Una universidad es la excelencia del conocimiento.

PERPLEJIDAD

Con extraordinaria atención perplejidad y sorpresa escuché al portavoz del PSE en el Ayuntamiento de Vitoria señor Lazcoz. Afirmaba una y otra vez que los populares no habían tenido éxito en las pasadas elecciones y por tanto debían hacer una reflexión. Es realmente preocupante que ante la pérdida de confianza que los ciudadanos han reflejado en las urnas hacia los socialistas el edil Lacoz no se plantee una auto crítica. Ha perdido la formación política a la que pertenece el ex-alcalde de la capital más de treinta mil votos. Los populares les han aventajado en cuatro puntos y si partimos de las últimas elecciones generales el PP ha remontado 21 puntos al partido perdedor en estos comicios.

Estamos acostumbrados en demasía a la demagogia varata del señor Lazcoz. Los vitorianos tenemos la madurez suficiente como para saber quien realmente tiene un nivel político de calidad y quien ha encontrado en la política su refugio para poder vivir. Durante cuatro años que ha estado al frente de la ciudad, el señor Lazcoz, no ha ejecutado nada por el que recordarle en el futuro salvo el que nos ha dejado una herencia muy pesada en el plano económico. Además también se le recordará por el alcalde del "agujero". Si vemos como está en la actualidad la Plaza de Euskaltxandía lo comprenderemos.

Aunque lo que me ha llamdao la atención es que desde el gobierno de la ciudad ninguno de sus miembros no le hayan recordado lo que he señalado anteriormente. Aunque dadas las circustancias estén todabía digeriendo el triunfo de Mariano Rajoy, el triunfo del PP en estas últimas elecciones.

sábado, 19 de noviembre de 2011

HA LLEGADO

Durante muchos años, demasiados, las diferentes administraciones han ido aumentando desmesuradamente el número de trabajadores. No ha habido ningún tipo de rigurosidad a la hora de fijar criterios ni objetivos. Se han ampliado las plantillas del funcionariado mientras se destruía empleo en el ámbito privado. La crisis que nos envuelve está destapando la cruda realidad. La sociedad no puede mantener por más tiempo el peso que supone más de tres millones de funcionarios. Hay que poner fin a esta gran losa que todos tenemos que aguantar. Nos está haciendo mucho daño. Hace mucho daño, sobre todo, a las familias más humildes.

Un gobierno valiente tiene que tomar decisiones importantes y difíciles. Sobra personal dentro de la administración pública. De cualquiera de las administraciones públicas. En el interior de las administraciones existen numerosos puestos de trabajo de carácter político. Puestos creados para colocar a los “suyos”. Se denomina red clientelar en el seno de la administración. Ya no es tolerable. Hay que desentoxicar a la sociedad de elementos extraños que viven a costa de nuestros impuestos. Hay que depurar y oxigenar las instituciones. Como se diría coloquialmente. “Nadie debe ganarse el pan con el sudor del de enfrente”.

domingo, 13 de noviembre de 2011

TERRAZAS

TERRAZAS
El buen tiempo está propiciando que las terrazas de los locales de hostelería formen parte del paisaje habitual de la ciudad. Cualquiera que hoy pasee por Vitoria podría decirse que lo hace por Benidorm o por cualquier otra población del Sur y del Este del país. La prolongación del verano ha servido para contagiar a la capital de cierto aire de ciudad vacacional tradicional por excelencia. Aunque no todo esto contiene aspectos positivos.

La proliferación de las terrazas, debido a las suaves temperaturas, está generando cierto malestar entre los vecinos. La falta de un control adecuado sobre el mobiliario autorizado para las terrazas es una de las principales causas del malestar. No es adecuado que los propietarios de los establecimientos de bares y restaurantes coloquen las mesas y sillas en las terrazas discrecionalmente. Aunque si lo hacen es porque el control que la autoridad debe hacer o no existe o apenas se realiza.

Es de todos conocidos que la crisis económica azota a la mayor parte de los sectores económicos de este país, pero no es excusa para “hacer la vista gorda” a quienes no cumplen con las normas y autorizaciones realizadas para que puedan sortear mejor las dificultades económicas por las que atraviesan. En el caso que nos ocupa pasaría un tanto desapercibido si el ruido que genera la ocupación de vía pública de forma irregular no rompería el descanso de los vecinos. El exceso de mesas y sillas en las terrazas da paso a que ocupen un número de personas también excesivo, según la autorización, con lo cual acarrea un choque convivencial entre los vecinos y las personas que regentan los bares.

Esta permisibilidad como parece estar dándose por parte de la administración no puede continuar por más tiempo. Nadie debe superar las reglas establecidas por la que se organiza esta sociedad. Consentir irregularidades es hacerse cómplice de las consecuencias que genera. Nos encontramos en un lugar donde el respeto a la ley debe prevalecer para que todo funcione dentro de la mayor racionalidad posible. Además el derecho al descanso está por encima de cualquier otro derecho. Existen sentencias que avalan dicha afirmación.