domingo, 7 de agosto de 2011

RACIONALIDAD

Como no podía ser de otra manera me solidarizo con el taxista que fue agredido y su familia en los pasados días en nuestra ciudad. Dicho esto no considero de lo más acertado la reacción inmediata del colectivo que optó por paralizar los servicios, aunque fuera de forma simbólica, en señal de protesta. Lo que estimo más acertado es haber buscado complicidad con la ciudadanía y trasladar su preocupación para que todos arropemos al agredido y sienta que la capital está con él y su familia.

Entiendo el malestar que este tipo de incidentes genera, pero reacciones algo viscerales no ayudan mucho a fomentar el sentimiento solidario. La convocatoria de huelga en algunas profesiones ha de ser la última alternativa cuando todos los cauces que se han llevado a cabo se agotan. En este caso los servicios que el gremio del taxi ofrece y máxime en las fiestas de la ciudad es vital. La agresión de la que ha sido objeto el profesional del taxi es repudiable, no existen calificativos suficientes que lo describan de la forma más contundente, pero debemos contextualizar todos los hechos. La racionalidad y la proporcionalidad han de estar en primera línea. Es lo que nos diferencia de los que apuestan por la violencia.

lunes, 1 de agosto de 2011

LA REALIDAD

En los últimos tiempos las descalificaciones que se han realizado de caracter racista hacia personas y agrupaciones han sido no solo desproporcionadas si no que carecen de racionalidad. Tildar de actitudes xenófobas el hecho de impulsar el ordenamiento de espacios de culto dignos no responde a la realidad si no que a la vez quien acusa se coloca en un lugar muy dificil para poder sostener dichas acusaciones. Una sociedad que se una de sus mayores virtudes ha sido y es ser una gran anfitriona de personas venidas de todas los lugares del planeta no debería dar crédito a las voces que de una manera interesada tratan de ahogar revindicaciones justas.

Los ciudadanos, por tanto, debemos trabajar para una mejor integración de las personas emigrantes. Los colectivos sociales que recogen el sentir mayoritario de la ciudadanía tienen como labor el papel integrador que es imprescindible para romper ciertos escepticismos y barreras que se pueden levantar en el seno de la comunidad. Trabajan con una filosofía cuyo objetivo es la buena convivencia y que debería estar fuera de toda duda. A pesar de ello existen elementos en sectores políticos que quieren ver"molinos de viento" donde solo hay verdes prados.

Por dejadez o falta de reflejos o por ambas razones las instituciones no han sabido analizar lo que significa el que convivan numerosas culturas en un espacio en el que solo imperaba una de ellas. Esta falta de responsabilidad por parte de nuestros gobernantes ha generado distanciamientos entre varios colectivos ciudadanos. La falta de conocimiento acerca de diferntes constumbres o prácticas religiosas que ha traído la emigración ha levantado barreras que nunca deberían haber existido. Todos debemos trabajar conjuntamente, administración y ciudadanía para evitar la guetización de la sociedad. Nos jugamos todos mucho y por tanto la sensatez debe imponerse.