Nos ha sorprendido el anuncio, que ha hecho a el Diario EL CORREO, el departamento de Educación del GV, a cerca de la próxima reforma y puesta en funcionamiento del colegio público Ruiz de Garibay.
Consideramos, que la remodelación del edificio es positiva, aunque atrás quedan actuaciones, sobre dicho patrimonio, que se están viendo ensombrecidas por su deterioro y que dejan los recursos de todos en un saco roto.
Todos los vecinos, de la zona, han sido testigos de que un edificio, como este, en vez de ser referencia de las futuras generaciones, haya sido escenario para el cobijo de personas sin techo. También ha sido, según testigos, lugar de cambalache de productos prohibidos y que debido a la falta de compromiso institucional se ha transformado, de manera temporal, en pantalla para el botellón. Diremos que se ha convertido, en algunos tiempos, en zona de inseguridad ciudadana.
Entendemos, por otra parte, que en la actualidad, y tras los resultados de los comicios del 1-M, es al nuevo ejecutivo al que le corresponde valorar las posibilidades que este edificio tiene para ser gestionado de forma adecuada.
Para que desde el nuevo gobierno se tenga en cuenta, que la media de edad de los vecinos está muy por encima del resto de la ciudad lo que puede dar una ligera pista de las necesidades que reclaman los que habitan en este emplazamiento.
Desde el gobierno de la ciudad, se nos ha comunicado, que existe la posibilidad que la titularidad del colegio pase a ser municipal, algo que se lleva trabajando desde hace tiempo, lo que significaría un cambio radical en los planes que para el centro se puedan proyectar.
En resumen, el reto que se le presenta, al nuevo Gobierno, para la regeneración del colegio, no solo abarca a la comunidad educativa, si no que en el ámbito social tiene un valor cualitativo de una mayor trascendencia.
Consideramos, que la remodelación del edificio es positiva, aunque atrás quedan actuaciones, sobre dicho patrimonio, que se están viendo ensombrecidas por su deterioro y que dejan los recursos de todos en un saco roto.
Todos los vecinos, de la zona, han sido testigos de que un edificio, como este, en vez de ser referencia de las futuras generaciones, haya sido escenario para el cobijo de personas sin techo. También ha sido, según testigos, lugar de cambalache de productos prohibidos y que debido a la falta de compromiso institucional se ha transformado, de manera temporal, en pantalla para el botellón. Diremos que se ha convertido, en algunos tiempos, en zona de inseguridad ciudadana.
Entendemos, por otra parte, que en la actualidad, y tras los resultados de los comicios del 1-M, es al nuevo ejecutivo al que le corresponde valorar las posibilidades que este edificio tiene para ser gestionado de forma adecuada.
Para que desde el nuevo gobierno se tenga en cuenta, que la media de edad de los vecinos está muy por encima del resto de la ciudad lo que puede dar una ligera pista de las necesidades que reclaman los que habitan en este emplazamiento.
Desde el gobierno de la ciudad, se nos ha comunicado, que existe la posibilidad que la titularidad del colegio pase a ser municipal, algo que se lleva trabajando desde hace tiempo, lo que significaría un cambio radical en los planes que para el centro se puedan proyectar.
En resumen, el reto que se le presenta, al nuevo Gobierno, para la regeneración del colegio, no solo abarca a la comunidad educativa, si no que en el ámbito social tiene un valor cualitativo de una mayor trascendencia.