El anuncio de subir los impuestos que ha hecho el gobierno de la ciudad para el próximo ejercicio es agrabar aún más los graves problemas económicos que azpotan a la mayoría de los vecinos.
Los gobiernos de cualquier institución, que en épocas tan dificiles como las actuales, no tienen la capacidad suficiente de gestionar unos recursos en claro descenso sin tocar los bolsillos de los ciudadanos se hacen tan impopulares que la confianza en ellos se retrae de forma considerable.
La presión fiscal que los vitorianos soportamos son de 1700 euros de media por habitante y año a los que se debe sumar unos 800 euros en concepto de tasas y precios públicos. Hacen un total de 2500 euros que no parece ser suficiente para llevar los proyectos del gabineta Lazcoz como por ejemplo las cubiertas en el centro de la ciudad una necesidad que solo lo ven quienes gobiernan.
A todo esto hay que sumar la recaudación prevista por sanciones y multas para este año por el gobierno Lazcoz que se eleva a un 25% más que el pasado ejercicio, unos siete millones de euros. Lo que señala que la prioridad de nuestra policía local ha sido y está siendo "colocar papelitos en los parabrisas de los coches". Dando de esta forma consistencia a las denuncias que una y otra vez se han hecho sobre la menor dedicación de los agentes a cuestiones de seguridad ciudadana.
La esperanza se dice que es lo último que se pierde tengamos entonces esa esperanza en que el Gobierno municipal reflexione y considere la mala situación en la que nos encontramos y de un paso hacia tras. Un paso que signifique una presión impositiva menor o igual y que no equivale a renunciar a proyectos si no a su aplazamiento. Los ciudadanos si lo hacemos en nuestras maltratadas economías.
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