domingo, 26 de diciembre de 2010

EVOLUCIÓN

Como testigo muy cercano y seguidor de la transformación de la ciudad me sorprende, gratamente, como el Casco Medieval, de Vitoria, está adquiriendo una relevancia muy importante. La evolución que está experimentando, en los últimos años, hace de esta zona, en un futuro, lugar de visita ineludible para nativos y foráneos. Vamos camino de poseer un diamante del que nos vamos ha sentir todos muy satisfechos y orgullosos. Al frente de la "máquina" se encuentra el señor Arroita y su equipo. Está realizando una labor encomiable. En el seno de ese conjunto humano de reforma se cuenta con la gran valía y experiencia del señor Lobato. Una persona, nacida del movimiento vecinal que trata de imprimir el peso que le corresponde a los ciudadanos en esta dificil empresa. La reforma que se aborda contiene factores diversos, pero el humano debería estar situado por encima de los demás. Todo proyecto dinamizador, como es el del Casco Viejo, será un rotundo acierto si aglutina todas las posibilidades a su alcance. Colocar al vecino como el principal eje tractor es avanzar en la buena dirección. Tener como aliado principal a las personas es la mejor garantía de éxito. Atender las demandas ciudadanas debe ser prioritario con el añadido que proporciona credibilidad y prestigio a cualquier plan estratégico y vertebrador que se precie. Dar la espalda a las diversas sensibilidades que existen equivale a un fracaso sin paliativos, a pesar de los cuantiosos recursos públicos que se puedan utilizar para ejecutar el proyecto. En la Almendra no solo hay edificios y comercio viven muchas personas con diversos estatus social . Es necesario planificar un programa de integración para todos aquellos que se encuentran al borde de la marginalidad. En la zona Antigua habitan, un número importante de gentes que proceden de diferentes culturas. Personas con un precario poder adquisitivo y que a su vez tienen dificultades de adaptación a la filosofía que aquí se practica. No porque sean culturas excluyentes si no porque no han podido disponer de los instrumentos suficientes para comprender y asumir la forma de convivir en nuestra ciudad. Desde las instituciones debe hacerse un esfuerzo especial para llevar a buen término la comunión entre las personas a través de una cultura democrática como la que se practica en la ciudad. Tampoco debemos olvidar a todos esos ciudadanos que día tras día o mejor noche tras noche de fin de semana, en la Almendra, soportan el griterío de un ocio nocturno de muy dificil encaje en la sociedad. La violación del descanso es casi sistemática, va camino de convertirse en un cancer social. Es una de las variables que hay que corregir en la nueva imagen del Casco Medieval. Hasta ahora los esfuerzos no se han visto recompensados como era de esperar. Los responsables políticos no han sido capaces, hasta la fecha, de poner fin a una situación altamente preocupante. La demagogia política no funciona cuando en juego está la salud de los vecinos. Ruido es el equivalente a un quebranto en la salud. Es el tiempo de la reforma, del pragmatismo. Es el tiempo de las personas Es el tiempo en el que definitivamente emerga la joya gasteizarra y que no es otra que el Casco Medieval, nuestro Casco.

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