sábado, 19 de noviembre de 2011

HA LLEGADO

Durante muchos años, demasiados, las diferentes administraciones han ido aumentando desmesuradamente el número de trabajadores. No ha habido ningún tipo de rigurosidad a la hora de fijar criterios ni objetivos. Se han ampliado las plantillas del funcionariado mientras se destruía empleo en el ámbito privado. La crisis que nos envuelve está destapando la cruda realidad. La sociedad no puede mantener por más tiempo el peso que supone más de tres millones de funcionarios. Hay que poner fin a esta gran losa que todos tenemos que aguantar. Nos está haciendo mucho daño. Hace mucho daño, sobre todo, a las familias más humildes.

Un gobierno valiente tiene que tomar decisiones importantes y difíciles. Sobra personal dentro de la administración pública. De cualquiera de las administraciones públicas. En el interior de las administraciones existen numerosos puestos de trabajo de carácter político. Puestos creados para colocar a los “suyos”. Se denomina red clientelar en el seno de la administración. Ya no es tolerable. Hay que desentoxicar a la sociedad de elementos extraños que viven a costa de nuestros impuestos. Hay que depurar y oxigenar las instituciones. Como se diría coloquialmente. “Nadie debe ganarse el pan con el sudor del de enfrente”.

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