viernes, 2 de marzo de 2012

TRANVÍA

TRANVÍA
El panorama por fin se despeja. Los vitorianos vamos a disfrutar, en un tiempo relativamente corto, de la ampliación de un servicio que ha ido paulatinamente adquiriendo una trascendental relevancia. Se ha colocado como una nueva modalidad del transporte que por su eficacia y rapidez está siendo utilizado por cada vez un mayor número de usuarios. Me estoy refiriendo al tranvía. Además considero que la futura ampliación del trayecto por el que va a discurrir el tranvía ha sido una decisión sensata y racional. Se calcula que hasta setenta mil personas podrían beneficiarse de él muy al contrario de lo que se pretendía con anterioridad. La expansión proyectada por la zona de uniersidades hubiera dado servicio a un número de ciudadanos sensiblemente menor.

Esto no puede significar descartar definitivamente la ampliación por esa lugar. Al contrario posiblemente se llevarán a cabo los trabajos de expansión e ir completando el servicio a toda la ciudad. Además no solo por el número de personas es positivo la expansión diseñada si no que podrían exister otras causas que hayan decantado que sea esta parte de la ciudad la que acoga la ampliación. El barrio de Zaramaga, que es una de las zonas de la ampliación, es un lugar donde habitan una gran cantidad de personas mayores que se van a ver favorecidas por el servicio. El dicho barrio una cantidad de población supera los sesenta y cinco años y con la llegada del tranvía se les facilitará aún más el desplazamiento.

No es menos cierto que emprender esta empresa va ha necesitar de importantes recursos y dada la situación económica los recursos son escasos. Pero tomar la decisión de llevar a cabo la obra es acertado ya que la inversión va ha generar actividad y un mayor desarrollo para la ciudad. No es una inversión no productiva. Es una apuesta acertada que tendrá que ser gestionada de forma adecuada con una aspiración que no debe nunca renunciar a ella. Evitar que sea lo menos gravoso para la ciudad es decir para todos. Un trasporte público no debiera ser un lastre para las arcas públicas. Los usuarios son los que deben hacer frente al pago. Subvencionar todos los billetes es una injusticia social que grava también a las rentas más humildes aunque no lo utilicen. Transporte público sí, pero a cualquier precio no.

No hay comentarios: