miércoles, 25 de agosto de 2010

SOLIDARIDAD SÍ, PERO CON RACIONALIDAD

Es urgente una reorientación sobre la distribución de las ayudas sociales. Las diferentes administraciones en su afán de amortiguar el impacto de la crisis, sobre las clases más desprotegidas, está fomentando un gran malestar entre los ciudadanos. Lejos de atender las verdaderas necesidades de los que más lo necesitan se fomenta el sentimiento de discriminación en el seno de la sociedad. La administración no está gestionando adecuadamente el reparto de los recursos entre los ciudadanos que necesitan la mano tendida de las instituciones.

El escaso control sobre las ayudas que distribuyen, las diferentes administraciones, está generando una creciente protesta de la ciudadanía. Se tiene la sensación que buena parte de la emigración son los receptores de las ayudas en detrimento de los ciudadanos autóctonos. Vitoria, es la capital que más recursos dedica a la protección de la pobreza en todo el territorio nacional. El pasado año fueron un total de 53 millones de euros los que dedico a las situaciones más sangrantes de la cara oscura de la sociedad. Un millón menos que toda la Comunidad Autónoma de Madrid un dato que dice bien a las claras el nivel de compromiso de los vitorianos para con la pobreza.

Esta gran virtud, de la que deberíamos presumir, la contraresta esa mala distribución que hacen de ella los gestores de la capital. Los políticos gobernantes que se encargan de desarrollar los criterios sobre las prestaciones sociales no lo están llevando a cabo con la racionalidad y atendiendo a la realidad de lo que realmente sucede. No es adecuado prestar unas ayudas que provienen de las aportaciones de los contribuyentes, sin ninguna contra prestación diseñada en mateia de trabajos a realizar para la comunidad. Tampoco es nada edificante alargar las ayudas de manera casi indefinida en ya demasiados casos. La prolongación de las ayudas paraliza la capacidad emprendedora de los ciudadanos. Andalucía es un vivo ejemplo de esa atrofia a la que ha sido sometida mediante el PER. Un subsidio de paro casi permanente que ha llevado ha la comunidad andaluza a estar a la cola del país pese al gran desarrollo, que en los últimos años, ha experimentado el resto de comunidades y el gran potencial de recursos sobre todo de capital humano que tiene Andalucía.

Es por tanto obligado replantearse los criterios de distribución de las ayudas para hacerlos más justos. El ser autóctono o emigrante no debría servir de instrumento diferenciador que solo serviría para establecer discriminaciones que van en detrimento de la convivencia.

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