miércoles, 13 de octubre de 2010

POLICÍA

Tras la nueva incorporación de casi una treintena de agentes locales no se está percibiendo por la ciudadanía ese incremento policial. Desde hace demasiado tiempo, se demandaba, que los agentes fueran policías de barrio. Policía cercana, conocedora de la sociedad en la que desarrolla su trabajo. Que conozca a las personas mayores que viven solas y por tanto vulnerables de lo que arrastra la soledad. Conocedora del comerciante que necesita dejar el vehículo más de dos minutos en doble fila para descargar su género. Conocedores de los jóvenes más rebeldes y problemáticos que viven en el barrio. Conocedores de mujeres amenazadas por la violencia de un hombre desalmado.

Se demanda un cuerpo policial al servicio de los ciudadanos. En la actualidad vemos a motoristas uniformados que transitan con sus coches por las diferentes calles. Vemos a los agentes en moto que circulan por aceras para que sean visualizados, pero con una efectividad que está lejos de lo que todos deseamos y los datos así lo están indicando.

No creo que la solución al incremento sustancial de delitos sea únicamente aumentar el número de agentes que se tiene en la ciudad. Esto sería una parte para resolver el problema. La verdadera solución es que las autoridades conozcan realmente lo que sucede en la capital y poder gestionar mejor su labor.

No se entiende que una ciudad que apuesta por el uso de la bicicleta limite a dos meses la vigilancia de las calles de agentes en bicicleta. La existencia de patrullas en "dos ruedas sin motor" tiene un resultado de gran eficacia. Además establece una imagen jóven y visibilidad simpática. Se verá, una policía de proximidad y que además forma parte del vecindario.

Todos entendemos que es muy complicado dar una respuesta a los ciudadanos, en cuanto a la seguridad, pero los gestores políticos tienen el mandato de dar la solución a los problemas que se les plantean. Año tras año el gobierno de esta ciudad esta aparcando las prioridades de los vitorianos y año tras año. Las cuentas públicas no recogen lo que se está solicitando desde la calle.

Es por lo tanto de toda lógica pensar que una vez más las esperanzas de la mejora en la seguridad ciudadana se verán frustradas. Los presupuestos del próximo año parecen no ir en la dirección que estamos todos esperando. No habrá recursos, nuevamente, para proteger a los ciudadanos de quienes no entienden sobre el respeto a las personas y la ley.

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