Cada vez son más las familias que tienen muchas dificultades para cubrir todas las necesidades más elementales. La crisis económica está haciendo que los hogares agudicen el ingenio para hacer frente a los gastos que se necesita acometer. Se establecen diferentes proyectos cuyo objetivo es optimizar los pocos recursos que se ingresan.
Tenemos que adoptar las recetas de nuestras abuelas que eran y son catedráticas del ahorro. Hay que recurrir a las costumbres que nunca debimos abandonar. Apagar la luz de las habitaciones cuando salimos de ellas es un ejemplo sencillo que sirve para que el recibo de la luz comience a ser menor.
Ahora el gobierno de España nos anuncia que tiene en sus manos el carné del “club” selecto de la escasez. Tampoco llega al final de mes. Ha dilapidado los recursos que tenía ahorrados. Nos propone llevar a cabo un modelo de estrategia para contener el gasto. La de la imposición, la de la improvisación y la de la prohibición. Toda una demostración de incapacidad.
Nos aplica una limitación máxima de velocidad a 110 kilómetros por hora en autopistas y autovías para mejorar la eficiencia energética sin ninguna base que avale la medida. Se pretenden reemplazar todas las bombillas por otras de bajo consumo sin analizar su coste y el impacto medioambiental que puede suponer debido a la materia que está compuesta las luminarias de bajo consumo. Aunque es justo señalar que nuestro país consume 118 kilovatios por hora en alumbrado público por habitante frente al consumo alemán que no pasa de los 50. Para rematar la faena se subvencionará a todos aquellos propietarios de automóviles que se decidan a cambiar los neumáticos por otros ecológicos.
Todo ello es una mezcla de grotescas decisiones o en vocabulario coloquial paridas vomitivas que esconden la ausencia de un proyecto de estado y como consecuencia carente de una política energética que nos está arrastrando a una dependencia del exterior de forma alarmante. Aunque hay otra razón más preocupante si cabe y que no es otra que la de la amenaza de la escasez de suministro de petróleo debido a la inestabilidad de los países productores de petróleo.
Nuevamente los acontecimientos han vuelto ha desconcertar al gobierno de Zapatero colocándole entre las cuerdas, fuera de combate, le ha cogido con el pie cambiado. Se encuentra sorprendido por las numerosas dificultades. Acuciado por el desconcierto se mueve a rebufo de los acontecimientos. Su capacidad de reacción se está mostrando bloqueada. Su respuesta es más que patética si atendemos a las medidas que se han tomado. Las consecuencias pueden ser impredecibles, pero lo que se evidencia es que el actual ejecutivo no está capacitado para una reacción acorde a los grandes retos que van surgiendo. Necesitamos que el sentido común se apodere de la sociedad. Es claro y evidente que nuestro país aboga por un relevo gubernamental., pero vivimos en un estado democrático y las urnas son las que tienen la palabra Nuestro país necesita una consulta popular. Necesitamos unas elecciones para decidir quien debe conducirnos al final del túnel.
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