Las medidas de ahorro energético que ha proyectado el Gobierno de la nación anuncian la llegada de las “fallas”. Son verdaderos fuegos de artificio que provocan que los ciudadanos tengamos que taparnos los oídos. La precipitación, con la que se han tomado las decisiones, para optimizar los recursos derivados del petróleo, nos coloca como país en una situación complicada. La comunidad internacional nos puede valorar como un estado poco serio. Con unos líderes sin ningún proyecto para llevarlo a cabo y por tanto sin capacidad para reactivar la economía.
Nos encontramos prisioneros de unos mandatarios sin una hoja de ruta que contenga la senda de la recuperación. No se tiene una idea clara para establecer un modelo productivo viable y sostenible. La desorientación con la que se mueve el gobierno de este país nos está arrastrando a unas cotas de pobreza que no se conocían desde hace décadas. La pérdida de poder adquisitivo está repercutiendo en todas las capas sociales.
El desempleo que se está convirtiendo en una “enfermedad crónica” nos está abocando a la desesperación. Los comedores sociales no dan abasto para atender a las numerosísimas personas que se han visto despojadas de todo. La crisis está arrasando con todo aquello que se encuentra por delante mientras nuestro gobierno se entretiene en prohibir circular a más de 110 k/h. Si no fuera tan seria la situación reiríamos a mandíbula batida, pero está en juego nuestro futuro y que además se encuentra en manos de unos políticos incapaces de gestionar una situación que cada vez es más alarmante.
1 comentario:
¿ de Zaramaga y sus vecinos en este blog cuándo se habla?
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