jueves, 18 de febrero de 2010

LOS ALAVES@S VIVIMOS +

La evolución de la longevidad en los últimos años ha sido muy importante. El alargamiento de la vida debido al avance de la medicina, obliga a toda la sociedad ha adaptarse a dicha evolución. La respuesta desde las instituciones debe estar en consonancia con la nueva realidad. Las prioridades deben marcarse de forma clara y sin cálculos políticos. Hay que responder a las necesidades de nuestros mayores, son ellos a los que les debemos lo que somos y ahora es tiempo de devolverles sus esfuerzos.

85 años para la mujer y hasta 78 años los hombres, son edades que alcanzan con relativa facilidad con hábitos de vida saludables. Esto es la confirmación que cada vez más la población de mayor edad crecerá de forma importante y como consecuencia de ello los servicios que debemos facilitarles deben ser más numerosos.

Nuestra comparecencia en Juntas Generales viene motivada por lo que estamos exponiendo. En nuestro territorio estamos asistiendo a una falta de número de plazas para atender las necesidades de estas personas mayores tanto válidas como dependientes. Tenemos que decir que a esta institución le corresponde atender a las personas dependientes, pero como ciudadanos no distinguimos quien debe atender a quien, si no que se debe dar respuesta a las necesidades ciudadanas.

Estamos profundamente preocupados, todos los ciudadanos, por el estancamiento en la rehabilitación de dos de las cuatro plantas de la residencia San Prudencio con el fin de poner en marcha nuevas plazas para atender las necesidades de nuestros mayores. Una paralización que acumula ya demasiados años de retraso, algo increíble que la ciudadanía alavesa no entiende. Esta situación impide que al menos 50 personas puedan beneficiarse del uso de una plaza en una residencia pública que sirvan para descongestionar las listas de espera de residencias de la Tercera Edad.

En la actualidad existe una lista de espera de unos 252 solicitantes. El tiempo que pasa para acceder a la plaza es de más de tres años doblándose cuando son personas con dependencia. Por tanto, nos preocupa que no se aborde definitivamente una reforma de las instalaciones de la Residencia de la que hablamos.

En un contesto global, la valoración que hacemos de esta carencia de plazas en nuestro Territorio, es que las necesidades sociales que demandan los ciudadanos no son prioritarias para quien nos está gobernando. El proyecto de presupuestos para el presente ejercicio en materia residencial nos alarma que no se contemple una cantidad expresamente para la reforma de la residencia S. Prudencio lo cual, nos señala claramente que las personas mayores continuarán siendo los paganos de esta institución.

Estamos hartos de escuchar que el primer objetivo de cualquier institución alavesa es dar respuesta a las demandas sociales. La realidad nos da esta respuesta: Palabras, palabras y más palabras. Esta respuesta estereotipada es pura demagogia, una demagogia que tiene víctimas claras, que son las personas mayores, que han trabajado duro muchos años para dejarnos una sociedad mejor, pero que en el momento de necesidad de atención asistencial, se les está defraudando al dejarlos de lado.

De nada nos sirve que se den premios a las residencias de Álava si la realidad es la gran deficiencia de plazas para nuestros mayores. Lo verdaderamente claro es la falta de entendimiento entre las instituciones, Ayuntamiento de Vitoria y Diputación para solucionar un problema que aquí venimos a subrayar. Creemos que hace falta una mayor voluntad para resolver esta cuestión de forma urgente, hace falta una verdadera voluntad política. Esto es la prueba evidente para que la Diputación deje claro sus verdaderas prioridades.

Hemos mantenido diferentes reuniones con grupos junteros y mayoritariamente han afirmado que las necesidades sociales son para todos ellos prioritarias. Por tanto, es el momento de pasar de las palabras a los hechos. Los ciudadanos deben ser el primer objetivo de la labor de las instituciones. Lo que significa que deben aunar esfuerzos para resolver lo que lleva esperando desde hace muchos años y que hoy venimos a reclamar. Queremos un acuerdo político y un compromiso con la sociedad para impulsar las reformas necesarias y así poner en funcionamiento las dos plantas de la residencia San Prudencio. Por ello reivindicamos que se habiliten las partidas presupuestarias suficientes para que estas obras se pongan en marcha de forma rápida cumpliendo los plazos mínimos exigibles por las leyes.

Los ciudadanos, que han aportado a esta sociedad el mejor patrimonio de su vida, que es el trabajo, tienen el derecho de que la sociedad les devuelva lo que por derecho les pertenece. Esta Diputación Foral debe ser consciente de que este Territorio ha sido y es solidario con muchos grupos necesitados de los servicios sociales. Nuestros mayores no se merecen que las desavenencias, tanto políticas como funcionariales, los tengan como rehenes durante tantos años, para que no vuelva a pasar el caso de llamar a una casa para comunicar que tiene disponible al fin una plaza en una residencia pública y que la respuesta sea que ya ha fallecido.

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