miércoles, 2 de febrero de 2011

EL FUTURO

La reforma, del sistema piramidal de Pensiones, es equivalente al obituario de la esperanza en el futuro. La reforma significa el mayor retroceso de los derechos laborales adquiridos. Las medidas que presuntamente se van ha poner en marcha serán un atentado contra la calidad de vida de los ciudadanos. Prolongar la vida laboral hasta los 67 años, para profesiones que necesitan de un esfuerzo físico importante, supondrá condenar a las personas que desempeñan las citadas profesiones a no disfrutar de un justo descanso en el ocaso de la vida.

El proyecto de variar los actuales parámetros del sistema tiene como objetivo que el propio sistema no desaparezca. Para que ello no suceda se están acometiendo medidas que no contemplan como principal eje el mantenimiento de los derechos de los contribuyentes del sistema. Los negociadores de nuestro futuro, que son los sindicatos, no tienen legitimidad para representarnos. UGT y CCOO, que son los que se encargan de sentarse en la mesa negociadora, no los hemos elegido democráticamente. El sindicalismo vertical, que se ha colado en nuestra democracia, es el último vestigio del anterior régimen. Se ha adueñado de nuestra representatividad para conservar privilegios que en otros tiempos tenían.

Lo que se está vislumbrando es que el sistema es tan sumamente imperfecto que paso a paso nos llevará a que trabajemos prácticamente hasta el final de nuestros días. No se acometen las reformas estructurales necesarias. El sistema tiene un defecto dificil de superar y que no es otro que la falta de igualdad entre los que contribuyen a su mantenimiento y la mejorable gestión que se hace de él.

Es necesario reorientar todo el entramado piramidal. Es imprescindible mirar hacia otros países que tienen mejor resuelto el futuro de sus ciudadanos. Tal vez habrá que recurrir a un sistema mixto o a una total liberalización. Nuestro futuro no puede estar en manos de estómagos agradecidos fruto de las prebendas recibidas desde el poder. Negociar nuestro futuro debe estar alejado de ideologías. Quien en la actualidad se consideran nuestros representantes pertenecen a la izquierda trasnochada y apesebrada y por tanto el futuro que nos espera será negro como la noche.

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