martes, 8 de febrero de 2011

PREOCUPACIÓN

La agresión sufrida por cinco menores, a manos de un número indeterminado de adolescentes, es algo que nos debería preocupar de manera alarmante. No tengo memoria de una agresión de semejantes características en nuestra ciudad, pero en cualquier caso no me causa mucha sorpresa. Los datos que año a año íbamos conociendo en cuanto al incremento de delitos lo confirman. En el año 2009 aumentaron en un 30% y por tanto no era descartable que en cualquier momento ocurriera lo que desgraciadamente al fin ha ocurrido.



La situación en la que actualmente se encuentra nuestra ciudad en cuanto a la seguridad ciudadana no está bien valorada por los ciudadanos. La percepción de inseguridad es algo que flota en el ambiente. Es la mayor preocupación que declaran los vitorianos lo cual no significa que la capital sea insegura, pero debería ser motivo para que el Gobierno lo tuviera en cuenta.



Lo que todos estamos esperando no solo que sean detenidos los agresores y se les ponga a disposición de la justicia, si no que se empiece a trabajar para que no vuelvan a suceder estos episodios lamentables. El reforzamiento del número de agentes es uno de los primeros pasos a dar. Vemos que la presencia de agentes en las calles es escasa lo que refuerza la desconfianza en quien está al frente de la Policía Local.



Durante mucho tiempo se ha ignorado las demandas ciudadanas que reclamaban un mayor número de policías. Dos agentes por cada mil habitantes fue la promesa del señor Lazcoz cuando se sentó al frente de la ciudad. Al día de hoy la promesa está muy lejos de ser alcanzada ya que se han desviado recursos hacia inversiones que no son las prioritarias para la ciudadanía como el Proyecto del Auditorio. No trato de culpabilizar al Gobierno de la ciudad por los delitos que se cometen, pero no hemos visto a lo largo de toda la legislatura voluntad suficiente para paliar los actos delictivos. Nos encontramos en unos momentos difíciles con una gestión sin muchos recursos para hacer frente a los delincuentes. Estamos ante un ejecutivo que se coloca de perfil, trata de escurrir el bulto mientras la ciudadanía sufre las consecuencias.

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