miércoles, 5 de enero de 2011

DESEMPLEO

DESEMPLEO
El año 2010 pasará a la historia por haber batido un record muy negativo. El paro ha rebasado todas las líneas. Cuatro millones ciento diez mil personas están fuera del mercado laboral. Una cifra que lleva aparejado dramas, sufrimientos y preocupaciones. En un período de tiempo reducido, tres años, se han destruído dos millones de puestos de trabajo. Un millón en 2008, ochocientos mil en 2009 y doscientos mil en 2010. Significa un fracaso sin paliativos de quien está liderando este país. La desaparición de dos millones de empleos no tiene precedente en nuestro país. Nos vamos acercando hacia un abismo si nadie lo remedia.

El origen de encontrarnos en esta complicada tesitura se llama negación de la evidencia. El Gobierno de Zapatero en 2008 se mantuvo firme negando la crisis que se estaba produciendo. Un hecho que evitó tomar decisiones de choque contra la crisis. Detectar la enfermedad cuando los primeros síntomas comienzan ha brotar existe garantía de una cura rápida. Diagnosticar la "enfermedad" cuando ésta se encuentra en un estado muy avanzado la solución se hace complicada y por tanto llevará un período largo de tiempo para su erradicación. Es lo que pasa con nuestra economía. Además con un añadido preocupante, las medidas que se han tomado hasta la fecha no parece que surten apenas efecto. El realizar un buen diagnóstico y este además se detecta en los primeros síntomas de la "enfermedad" el final satisfactorio será rápido.

Es tiempo de los políticos y la política valiente Y resolutiva. Todos somos conscientes que algo debemos perder para sortear la situación. Una situación que lógicamente pasa poner fin a la rigidez laboral. No solo debemos dar confianza a los mercados también a los emprendedores de este país. Contratar en España es más dificil que en los países de nuestro entorno, dado los elevados costes que impone la administración. Es un lastre que influye de una manera sustancial en la creación de empleo y la competitividad. También se ha convertido en algo negativo el estado de las autonomías. La inversión exterior no se encuentra cómoda en algunas comunidades como Cataluña. El idioma catalán que se impone en la comunidad en muchos casos supone un coste añadido lo que disuade a los inversores. Muchos no están dispuestos a someterse a normas puramente políticas que no suponen "dividendos" para su negocio. También la existencia de 17 autonomías con diferentes legislaciones crea una cierta inseguridad a la inversión una traba más que no ayuda en nada a la inversión extranjera.

Es por tanto necesario cambiar drásticamente la dirección en la que nos hallamos. Los ciudadanos somos por encima de todo la prioridad de cualquier gobierno. Debe velar por nuestros intereses que son los intereses de la clase política si no quieren que se reproduzcan hechos lamentables como en Grecia. Las personas de este país son muy sensatas, horestas, racionales y pacíficas. Cualidades de las que este gobierno se está aprovechando, pero todo puede tener un limite.

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